Lo recuerdo como si fuera
ayer y ya han pasado unos cuanto años.
Era una espléndida mañana de
mayo. Todo apuntaba a que sería un día especial. Llevaba tiempo perfilando
todos los detalles y, por fin, iba a ver la luz.
Entré en la clase y observé
durante un tiempo a los chicos y chicas. Al verme, maleta en mano, parecían
desconcertados, pues no imaginaban lo que iba a acontecer. Comencé a
caminar por el aula, buscando mi billete entre los pupitres. Hurry up! dije con
voz profunda. ¡Tenemos que comprar el resto de billetes! Iniciábamos una apasionante
aventura, sin salir del aula. Era… nuestro primer viaje a Londres, pero no el
último. Let’s go!
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